miércoles, 3 de septiembre de 2014

Comidas de negocio

                                                                           Lo que tenemos que buscar antes de invitar a un cliente a comer.

Muchas veces el primer contacto entre un empresario y su cliente no es en una oficina, sino se busca por ambas partes un lugar "neutral" que no favorezca uno ni otro, y al contrario facilite el dialogo.

Casi siempre se trata de un restaurante.
Pero como escoger el restaurante correcto? Parece increíble pero un error en esta fase de contacto con un cliente puede comprometer la relación por años a venir.

Vamos un poco  a analizar porque y como pasa esto.

Invitando una persona a comer nos exponemos en uno de los hábitos más irrenunciable de cualquier ser vivo, y obligamos la otra persona a hacer lo mismo. No es un caso que en toda la historia de las culturas los rituales más importantes giran al rededor de la comida.

Lo que queremos es encontrar un lugar para estar a gusto y para concentrarnos en el estudio de la otra persona - un poco como los perros que mueven o menos la cola cuando se encuentran entre desconocidos, y en ningún caso la comida tiene que ponerse protagonista entre los dos.

Vamos a pensar por partes.

La mesa tiene que ser suficientemente chica para poder hablar sin levantar la voz, para que no se entere todo el mundo de la propuesta que vamos a hacer a nuestro cliente.

También es bueno que haya un poco de ruido de fondo en el local porque si no hay nadie las voces se escuchan demasiado amplificadas. Si el local que escogimos esta solo, probabilidad alta en estos tiempos de crisis, podemos pedir que nos pongan un poco de música.

Vamos al servicio. Un buen mesero es lo que te anticipa en todo pero no se hace ver, en otras palabras no la juega de tremendo mesero.
Esta bien que me ofrezca algo de tomar, pero sin hablar mucho.

Puede al mismo tiempo ofrecer bebidas, preparar la mesa adornarla con pan y salsas o aceite de oliva, y presentar los especiales del día.
Todo en uno, para interrumpir el dialogo una sola vez.

El pan es vital. Muchas veces si estamos invitando a alguien con horarios de trabajo muy intensos, no tiene tiempo para comer cuando el cuerpo lo pide, así que llega a comer con mucha hambre.
Prohibido hablar de trabajo antes de que se ponga en la boca un pedazo de pan: quien tiene mucha hambre esta enojado, incomodo, y hablar de proyectos en este momento es un error estratégico fatal.

Las bebidas son importantísimas.
Mucha gente piensa que para demostrar seriedad profesional tiene que pedir un refresco o agua, nunca cerveza o vino. pero hay gente - de hecho un continente entero del otro lado del océano - que come con vino.
Pedir solo agua o algo sin alcohol en lugar de demostrar seriedad demuestra falta de Mundo.
Esto puede incomodar un comensal que este acostumbrado a comer con vino.
La mejor cosa es pedir una copa de vino, y eventualmente no tomarla.

Luego viene la ceremonia del vino: los enólogos de moda se olvidaron que el vino es un complemento de la comida, no el protagonista absoluto de una comida.
La gente dice "vamos a comer" y no " vamos a tomar vino".

Si en mi comida de trabajo quiero hablar de negocio tengo que evitar de toda forma que las copas de vino sean más alta de 15 o 16 centímetros.
Aunque ahora van de moda las copas de hasta 30 cm, esta son demasiado altas por una mesa normal y constituyen una barrera arquitectónica entre comensales.
Si el restaurante solamente tiene copas altas conviene no sentarse en frente uno del otro sino en dos lados adyacentes de la mesa.

Y ahora la comida. Hay algunas comidas que hay que evitar completamente: lo que queremos es que nuestro cliente no se distraiga de la conversación.
Por esto se tiene que sentir muy cómodo.
Así que nada de buffet: yo estoy a punto de amarrarlo en una buena platica y se me va para servirse más ensalada de papa.

De tacos ni hablar, especialmente si tengo que lograr que me firme una carta. Cualquier firma se puede esconder con una buena gota de manteca caída de un taco de pastor!

Otro platillo para evitar es un plato de spaghetti: a menos que el cliente no sea italiano, la probabilidad que no tenga idea de como enrollarlos en un tenedor es demasiado alta para arriesgarse. Pasta corta podría funcionar pero cuidado con el albur....

Otros ingredientes prohibidos son todos los crustáceos: camarones, langostas, manos de cangrejos, escargot.... me acuerdo de un anécdota que me contó una amiga hace años. Estaba en una cena muy formal en alguna embajada con poco conocimiento del protocolo por parte del chef - ya que en situaciones formales hay que servir platillos fáciles para el comensal para no incomodarlo , y sirvieron caracoles. Ella que era muy joven y guapa nunca había comido un caracol, así que pensó de ver como lo hacía la señora sentada en frente para imitarla.

El problema es que la señora de en frente tampoco sabía, así que las pobres se hicieron reconocer porque al tratar de inmovilizar la concha del caracol con un tenedor, uno terminó en el piso, y el otro en el decolté de la señora del frente!
Afortunadamente todos los demás comensales eran muy educados y todos se hicieron los ciego frente a tan humillante episodio.

Un ultimo consejo. Hoy hay mucha moda de comidas alternativas y si escogen un fantástico restaurante de carne hay una probabilidad no tan remota, que su invitado sea vegetariano, ups...
Así que conviene siempre un lugar donde se encuentre algo para todo tipo de exigencias.


No hay que olvidar que la razón primaria de invitar un cliente a comer es ponerlo a gusto para no intimidarlo o forzarlo en una oficina ajena donde pueda sentirse atrapado.